Los patrones negativos de adaptación son formas de reaccionar, pensar y sentir que nacen de experiencias negativas. Es común que cuando éstas suceden, seamos pequeños o muy jóvenes, y por tanto, no contamos con las herramientas necesarias como para defendernos.
El tema que nos ocupa es la reiteración de esos patrones, que continúan en el presente de nuestra vida, casi con idéntico formato. Y cada vez que una circunstancia nos recuerda el episodio que dio origen al patrón, volvemos a repetir la respuesta aprendida. Estamos condicionados por la respuesta aprendida. Como la forma de pensar (los pensamientos a nivel mental), nos lleva a sentir o sentirnos de tal o cual manera, es que las personas vivimos en una madeja de emociones, que se derivan en la reiteración de los patrones. Quizá en el presente, no son lo adecuado, pero, el sufrimiento provocado, nos lleva a esa reacción.
Los patrones de conducta negativos operan como un elemento mágico. Constituyendo una especie de cadena con eslabones desgastados, donde bastaría un tirón fuerte y determinado para que cedieran, sin embargo allí permanecen. ¿Qué poderosa magia los sostiene? Los sostiene la magia del entretenimiento. Y no nos referimos a pasar el rato, sino que el momento presente está tan abarrotado de situaciones a resolver, de situaciones de las cuales escapar, que no prestamos la atención suficiente a lo que está sucediendo. Así de distraídos el camino más fácil, es el más veces transitado, por ello lo tomamos una y otra vez. Y los eslabones de la cadena que lo sostiene ya lucen desgastados, herrumbrados y débiles pero aún son lo suficientemente fuertes como para paralizarnos.
Trabajando por largos años con sistemas florales, he podido auxiliar a las personas que caen en estos patrones, como abandono, sometimiento, resentimiento, degradación, etc . Y he observado también como, irremediablemente, caen o caemos nuevamente en el mismo patrón. A todo esto, debemos sumar la existencia de unas fuerzas actuando en nuestro espacio tiempo, que no somos siempre capaces de percibir, pero que vibran exactamente en correspondencia con nuestro patrón de conducta y con las emociones que este genera. No quiero decir con esto que no tengamos responsabilidad al caer en los patrones. Sino que la fuerza que actúa, es contraria a nuestra liberación esencial. Y esta fuerza opera hasta nuestros días, siendo una real guerra entre las fuerzas de la esencialidad y la de las cadenas. Por tanto, cada vez que caemos, es una batalla perdida; y cuando volvemos a levantarnos es una batalla ganada y la rotura de uno de los eslabones que nos mantienen prisioneros.
Cuando el ser recibe interferencias continuas a nivel mental y emocional, cae en acciones negativas para si y su evolución. La reiteración de esas acciones van generando un camino muchas veces recorrido y pautando su futuro.
El futuro es una consecuencia de las acciones y pensamientos del momento presente. Por ello se edifica en las pautas conocidas y transitadas. Tal es así , que en algunos momentos ni siquiera es necesaria la acción concreta del ser, pues la interferencia ya generada ( cómo con vida propia), actuará independientemente reforzando la pauta. El ser , sorprendido,se preguntará cómo es que la pauta se reitera sin que medien acciones de su parte.
Los pensamientos generan emociones.
Conviene escoger el pensamiento que deseamos ver proyectado en nuestro futuro. Para ello, habrá que lidiar con todos aquellos pensamientos- interferencia que intentan destruirlo ( la fuerza contraria). Es un trabajo diario,manteniendo la pauta deseada así como el objetivo. Esta batalla no posee altos o descansos.
Cada vez que utilizamos la reacción, el pensamiento, el formato antiguo del patrón negativo, estamos perdiendo nuestra energía, y si la perdemos nosotros, alguien la posee y se está beneficiando. Son los seres que no percibimos pero que son y están.
¿Qué pasa que no somos capaces de generar la acción necesaria, la correcta, y nos mantenemos en el patrón? Al estar tan ocupados en lo cotidiano, se hace casi imposible notar cuando se está cayendo nuevamente en un patrón de conducta idéntico a los del pasado y máxime si la circunstancia se da en otro ámbito diferente al original. A modo de ejemplo, puedes haber sido degradado por tu familia y en el presente ocurre la degradación en el ámbito laboral, y no puedes encontrar el lazo en ese primer momento, por tanto caes en la respuesta aprendida.
¿Y qué pasa en este presente que escribo? Es un tiempo de resguardo, donde las labores menguaron, permanecemos adentro, quietos , guardados, obedientes, para protegernos de un virus. !Y aún aquí, seguimos dormidos y repitiendo, como si esto fuera a salvarnos!
De este conflicto, de los patrones de reiteración, aparecieron los primero cuatro florales, que trabajan deshabilitándolos, para obrar en concreto de una forma nueva, recién estrenada, la del ser esencial que acciona desde su poder.