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Lorena era la más pequeña de tres hermanos. Sensible y delicada le gustaban mucho las manualidades y a pesar de su corta edad, elaboraba perfumadores con bonitas bolsas de seda y gasa en las cuales guardaba flores secas.

La mamá de los niños se dedicaba a los quehacerse domésticos y como si eso fuera poco, realizaba tortas para fiestas. Tal era el arte de esta mujer, que los pedidos no paraban de llegar.

El papá, llegaba pasada la tardecita y se disponía a ayudar a los niños con sus tareas, no siempre tenía tiempo para jugar antes de la hora de la cena, pero aún así, se ingeniaba para generar algunos trucos de magia que eran la alegría de los pequeños.

Con la mamá ocurría lo contrario, nunca tenía un espacio de tiempo de disfrute para con sus niños, pues cada día se reiteraba la rutina de la casa y todo eran obligaciones. Por ello, las manualidades de Lorena, era lo que la sacaba de quicio. En muchas ocasiones, le pidió que dejara de realizar aquellas tonterías, pues la niña iba dejando cintas, adornos, flores e hilos por diferentes zonas de la casa, y eso era el motivo del rezongo diario.

Los niños crecieron y hoy ya son jóvenes independientes. La única que aún vive con los padres es Lorena. Estudió e intentó trabajar en áreas creativas, pero no ha logrado posicionarse en ningún sitio.

Aún duda de su capacidad, y eso le juega malas pasadas a la hora de mostrar sus cualidades.

Se sabe creativa, pero duda de la calidad de sus trabajos, y eso la mantiene en la duda: ¿deberá seguir adelante con ello o mejor se dedica a realizar algún trabajo rutinario? ¿No será que ella se engaña , y no posee esas cualidades , que solo ella ve?

La flor Bignonia Roja, será la aliada de Lorena.