Fue un cuento muy leído por la infancia de otros tiempos, hoy seguramente es visto, más que leído, pero en mi caso particular lo leí una y otra vez, con la certeza de hoy, de que en esas lecturas a solas, buscaba su auténtico contenido.
El cuento habla de un ser que nace en este mundo y que proviene de un reino, al igual que nosotros venimos de la fuente. Luego de llegada a este mundo, Blancanieves, que es un ser muy puro, cae inmediatamente en las redes de la envidia. La intentan matar, para que no esparza su belleza en este mundo. En esa ocasión, alguien con características esencialmente humanas y empático le perdona la vida, arriesgando la propia y desde allí, Blancanieves vive sí, pero escondida.
La pureza, la belleza y lo esencial quedan ocultos a este mundo. Pero, pasado un tiempo es descubierta, y esta vez se la intenta envenenar. Se comete contra el cuerpo que la cobija, un atentado biológico y queda dormida, como si estuviera muerta. Y el entorno y sus enemigos así lo creen.
Aparece entonces un príncipe que también proviene de un reino esencial, y escucha la llamada de su igual. A su llegada y sabiéndola solo dormida, logra despertarla.
Porque la esencia se despierta con el otro, con el igual . Con su llamado, resuenan rítmicamente, se reconocen y avanzan juntos.