Ese hecho inevitable que debemos enfrentar y del cual preferimos no hablar. Ese hecho inevitable por el cual dejaremos a los seres que nos rodean, a los amigos y a los enemigos. Dejaremos la casa, las cosas, las ideas, la profesión, el rol, el cuerpo. Incluso dejaremos, por si otro quiere tomarlos, los miedos.
Atravesar esa puerta clara u oscura, como gustes, liberados del peso del cuerpo, de las obligaciones y del deber ser… Liberados del dolor, el físico que me aqueja todos los días y el emocional, ese que va y viene según los encuentros o los desencuentros.
¿Cuándo nos ocuparemos de esa puerta que debemos atravesar? Nos mantuvo el mundo tan ocupados en la supervivencia del cuerpo y de la personalidad que no tuvimos tiempo de tratar el tema. No constaba en ningún índice importante, ni entre los temas a tratar en las profesiones más destacadas. Solo algunos, desde la filosofía no tuvieron más remedio que tocarlo, y algunos otros locos, los artistas.
Sin embargo es un tema común y largamente nombrado. Aparece en los diarios, los noticieros, las revistas, los videos. Y vende, vende mucho, pero he ahí la disonancia. Es atractivo para el público , pero solo una parte, la superficial. Si era exitoso/a, famoso/a, qué edad tenía, a qué se dedicaba, si dejó una gran fortuna, y a veces , si vende, cuál fue la causa. Si medió un hecho violento o de sangre, sí interesa, pero si la causa fue un simple accidente doméstico cuando estaba en la cocina , eso no vende. Sin embargo me quedo pensando en la disonancia de lo que vende y lo que importa, y me pregunto por dónde pasa este tema en el ser humano actual.
Me sigo preguntando por qué no forma parte del interés principal, un hecho inevitable y al que tarde o temprano debemos enfrentar. ¿No sería acaso exitoso, saber de dónde venimos y hacia dónde vamos? ¿No nos liberaría del miedo conocer que regresamos al lugar de donde partimos? ¿No nos serviría de aliento, saber que en algún instante el dolor y el cansancio terminarán? Luego de hacerme estas preguntas y otras, por mucho tiempo, luego de que me duela el dolor ajeno, de la ignorancia, dejo planteado el tema. ¿No debiera ser de los de la tapa del libro?