Y ella floreció y era otra más que no cumplía las expectativas. Desplegó sus blancas corolas de pureza y ocultó muy profundo su coloración fucsia. El desprecio no se hizo esperar, no era quién querían. Solo mi voz se levantó ante su hermosura, y permitió que floreciera un par de años más. No tenía aroma decían, a pesar de que le llaman jasminoides. Y ella, fuerte y soberbia mostraba su belleza a los ingratos, aquéllos incapaces de apreciarla.
Bignonia blanca
Ocultaba el tesoro , ese que te tocará defender si deseas ser feliz en lo que haces. Es un tesoro maldito, pues nadie más que tú, sabrá de su riqueza y serás despreciado al igual que ella. Te pedirán que lo abandones, que el momento no se adapta. Eso me decía mi consejera,” mujer poder”. Y volverás a él y lo dejarás muchas veces, tantas , que en ocasiones lo habrás olvidado. Cada regreso te colma de alegría y cada alejamiento te sume en la desesperanza. En su compañía, el tiempo vuela, y te sientes jugar, mientras trabajas.
La flor, resguarda tu vocación esencial, esa, que será rechazada. Y te grita desde su garganta fucsia que es lo único auténtico aunque deseen acallarla. Será descubierta por algunos. Los que se atreven son protegidos por la bignonia blanca, por ello, cobija bajo su manto a todo aquel que osa llevarla adelante en este mundo.
Sugerencias
Hoy te aconsejamos fortalecer la vocación esencial con: Bignonia blanca, Zinnia amarilla e Hypoestes.