Muchas veces en los encuentros que mantengo en el ámbito de la consulta, aparece el tema de “querer ser” y no poder lograrlo. Querer ser valiente, comunicativo, arriesgado, fuerte,animado, flexible,etc.
Se me ocurre que empezar fingiendo ser lo que se intenta, es un buen ejercicio y comienzo. Así, y aunque parezca raro, el que posee miedo a comunicar y es tímido, finge estar en un escenario donde debe cumplir el rol de alguien osado y comunicativo, y el temeroso deberá cumplir el rol de valiente e intrépido.
Lo mismo ocurre con otras particularidades humanas, y pongo de ejemplo la crítica y la rigidez, que no permite observar lo positivo, en lo que es diferente a lo que se considera correcto. Y en el ejercicio, el crítico o estricto se permite observar sin emitir opinión y por qué no, halagar acciones que hasta ahora no ha podido incorporar a su vida.
En algunas oportunidades, hemos ido un paso más allá, y no sólo hemos preparado la artillería, con estrategias apropiadas, que permiten hacer frente al momento de dificultad. Sino que hemos agregado, lucir estéticamente de una manera que potencie el nuevo rol.
Con las estrategias, me refiero a las reacciones que se implementan para obtener un cambio en los resultados. No son las viejas reacciones, esas muy conocidas. Esas, las de siempre, las guardamos en el baúl de los recuerdos. Las nuevas, son esas que estrenaremos para cumplir el personaje o el rol, con el cual la persona desea identificarse.
Los cambios estéticos, se relacionan con la Psicoestética. Y son un conjunto de cambios en la vestimenta, los colores, las texturas, los modelos e incluyen cambios en la forma de llevar el cabello o de maquillarse. Todos ellos permiten contemplar una imagen en el espejo, con características similares a las del personaje deseado. Implementarlas es más sencillo que realizar los cambios internos que llevan a cambiar el rol. El hábito no hace al monje, pero … le ayuda.